En Las afinidades electivas, de Goethe, Otilia escribe en su diario:
“Un buen pensamiento que hemos leído, algo sorprendente que hemos escuchado, no dejamos de anotarlo en su diario. Pero si al mismo tiempo nos tomáramos el trabajo de registrar, tomándolas de las cartas de nuestros amigos, observaciones curiosas, opiniones originales, palabras ingeniosas ocasionales, nos enriqueceríamos mucho. Uno guarda cartas para no volver a leerlas nunca más y termina rompiéndolas por
discreción, y de esta manera se desvanece irreparablemente para nosotros y para otros el hálito de vida más hermoso y directo. Me propongo reparar esta negligencia.”
No puedo estar más de acuerdo. Aparte de la visionaria similitud entre la actividad de Otilia y la de cualquier blogger actual, me ha llamado la atención este párrafo porque, desde hace algunos años, tengo la misma sensación que Otilia, y aunque lo he comentado con amigos algunas veces, nunca he hecho nada al respecto. En mi círculo de amistades –y esta siempre será una opinión imparcial- abundan auténticos genios de diferentes campos, algunos reconocidos y otros totalmente anónimos. A muchos de ellos les he oído frases, máximas, e incluso teorías científicas que me impresionaron profundamente, y, sin embargo, la mayoría se han perdido para siempre. No vale la excusa de la (buena) memoria. La memoria nos engaña continuamente y lo que creemos firmemente registrado un día parece desvanecido, adulterado, o directamente ha desaparecido. Algunas veces, cuando le he recordado a un amigo alguno de sus pensamientos brillantes, no sólo no lo recordaba, ni siquiera se reconocía en la naturaleza del mismo. Así de frágil es la memoria.
4 Reply to "Ideas perdidas"
Vera Clyde on 9 de mayo de 2008, 1:31
Espero que mi cuadernito se llene de muchas puntoideas.
puntomatic on 9 de mayo de 2008, 8:59
Mmm, yo también estaré vigilando todo lo que digas lápiz en mano (pero no podrá ser utilizado en tu contra).
Rosario on 12 de mayo de 2008, 11:45
Me encantan los cuadernos y los lápices de colores. La pagina en blanco, un mundo lleno de princesas, de amores perfectos, de pasiones inagotables, de redenciones. Un cuaderno para poesía, otro para guiones, otro para crisis personales... y luego las servilletas de los bares que quedan en el bolso, mensajes telegráficos en el teléfono móvil, en post-it en la cocina, en papeles de publicidad en el salón...
Y las historias personales se meten en el cuaderno de guiones, junto con direcciones o recados que he tomado al teléfono. Y los dibujitos se cuelan en el cuaderno de poesía, junto con manchas de té y el localizador de mi próximo vuelo.
No sé si las ideas se pierden, pero seguro que es difícil mantenerlas en orden.
Felicidades por el blog.
puntomatic on 13 de mayo de 2008, 7:48
Estimada lectora Raquel, yo me conformaría con llevar un único cuaderno. Bueno, llevar he llevado muchos, pero rara vez los he llenado. No sabes como envidio esa sana constumbre.
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