El autor juzgado (3) 0

domingo, julio 06, 2008 | Escrito por | Etiquetas

Hay autores que fueron juzgados durante toda su existencia, independientemente de su evolución vital. Un caso claro es el de Ernst Junger. En sus viajes oficiales, por ejemplo cuando era investido Dr. Honoris Causa por alguna Universidad, solía ser recibido por grupos de exaltados que le gritaban "nazi, asesino, fascista etc", como ocurrió por ejemplo en Bilbao. La realidad es que Junger nunca perteneció al partido, y en un momento dado, prohibió a las autoridades nazis que utilizaran su escritos para sus proclamas, poniendo en riesgo su vida. Pero Junger tuvo la mala suerte de que le gustaba a Hitler, no así a Goebbles, que le pidió permiso para eliminarle al poco de empezar la Segunda Guerra Mundial. La respuesta de Hitler: "Deja tranquilo a Junger, Alemania tiene problemas más graves". Junger sí fue, en su juventud, un nacionalista, un patriota y un belicista convencido de la nobleza del arte de la guerra. Son tres rasgos que me repugnan especialmente, pero no fue un nazi. Durante su estancia en el Paris ocupado en el que sirvió con el rango de capitán, se sabe que ayudó a escapar a docenas de judíos, y también que hizo lo imposible para proteger a la población civil de Francia y su impresionante patrimonio artístico y monumental.
De aquel Junger belicista que se alistó como voluntario en la Primera Guerra Mundial, poco quedaba ya. Dicho grosso modo, (no puede decirse aquí de otra forma, dada la complejidad del personaje) Junger evolucionó desde un exacerbado y peculiar nacionalismo a un europeismo y pacifismo militante, que cualquiera que se tome la molestia puede comprobar leyendo sus escritos.

Yukio Mishima, por contra, hizo el camino contrario. Aunque siempre fue una persona torturada, en su juventud abogó, influenciado por importantes creadores de la época, por un Japón libre y abierto a occidente. Pero esta actitud le duró más bien poco. Poco a poco Mishima fue dando muestras de un ultranacionalismo que rayaba en la locura. Creó una milicia cuyo primer objetivo eran dar un golpe de estado para devolver el poder al emperador y así devolver al país a la situación de 1939. Mishima no tuvo mucho éxito en su objetivo. Muchos de sus compatriotas le vieron como una figura cómica, y sólo consiguió reclutar un centenar de voluntarios, pero da miedo pensar que hubiera pasado si hubiera tenido los medios suficientes. Como creo que todos los nacionalismos son muy parecidos, no veo grandes diferencias entre el pensamiento de Mishima, Otegi y Himmler, por citar algunos en teoría antagónicos.

Pero, pese a todo, creo que a Mishima se le siguen perdonando más sus ideas políticas que a Junger, lo que me resulta desconcertante: ¿es menos tolerable errar a los veinte años que a los cincuenta?
Esto puede deberse a que Mishima es autor de libros tan delicados y bellos que resulta difícil creer que procedan de un neofascista. A veces uno se deja seducir por la idea de que conocer los detalles de la vida privada de un autor pueden contribuir a una mejor compresión de su obra. Rápidamente se establecen relaciones efecto causa entre tal suceso y tal libro o párrafo. Puede ser así en algunas ocasiones, pero también pueden tener el efecto contrario. "Claro, como Mishima era gay, por eso aquí dice esto..." Ocurre un poco como con el famoso y malicioso ejemplo del psicoanálisis, en el que un psicoanalista le preguntaba a su paciente gay cómo era su padre. Si el padre del paciente era, por ejemplo, un militar duro y homófobo, el diagnóstico era claro: homosexualidad producida por contraste, por reacción a un carácter dominante. Pero si el padre era una figura dulce y tolerante, el diagnóstico era igual de claro: homosexualidad derivada de la falta de una figura paterna autoritaria.



"El 25 de noviembre de 1970, Mishima y cuatro miembros de la Tatenokai visitaron con un pretexto al comandante del Campamento Ichigaya, el cuartel general de Tokio del Comando Oriental de las Fuerzas de Autodefensa de Japón. Una vez dentro, procedieron a cercar con barricadas el despacho y ataron al comandante a su silla. Con un manifiesto preparado y pancartas que enumeraban sus peticiones, Mishima salió al balcón para dirigirse a los soldados reunidos abajo. Su discurso pretendía inspirarlos para que se alzaran, dieran un golpe de estado y devolvieran al Emperador a su legítimo lugar. Solo consiguió molestarlos y que le abuchearan y se mofaran de él. Como no fue capaz de hacerse oír, acabó con el discurso tras solo unos pocos minutos. Regresó a la oficina del comandante y cometió seppuku". (Wikipedia)

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